Villar del Pedroso

Historia

La historia de la localidad es bien parecida a la del resto de pueblos de la comarca de La Jara Cacereña. Los que fueron hasta el siglo XIX toledanos, pasaron alrededor del año 1833 a formar parte del territorio cacereño por motivos políticos, si bien habitantes de la zona de la Jara, se sienten más toledanos que cacereños. Su pasado viene marcado por vetones, romanos, visigodos y mozárabes. Cuando el Reino de Castilla reconquistó la zona, unos colonos solicitaron a Fernando III El Santo el derecho a poblar la zona. Se les concedió el 13 de enero de 1249, en lo que puede ser la fecha aproximada de fundación de Villar del Pedroso.

Monumentos Patrimonio

  • Iglesia de San Pedro. S. XV-XVIII. Levantada con sillar de granito. Al interior presenta planta rectangular y tres naves, la central más ancha, divididas en tres tramos por arcos apuntados y cubiertas con bóvedas de terceletes y con acceso al presbiterio también en arco apuntado. La cabecera tiene planta poligonal y se cubre con bóveda de crucería. A ella y al último tramo de la nave se adosan las dos sacristías que conserva el templo. Son de destacar como piezas de interés, dos retablos del siglo XVIII decorados con azulejos talaveranos; uno del XVII, en la epístola, que cobija cinco lienzos de la misma centuria; un lienzo con el Crucificado del XVII; dos tablas que representan a Santo Tomás y San Pedro, del XVI; y, sobre todo, su retablo mayor, plasteresco, también del XVI. Consta de cinco calles y cuatro cuerpos.
  • Ermita de la Oliva, de estilo gótico, aloja a Nuestra Señora de la Oliva.
  • Ermita de Burguilla. S.XVIII dedicada a Nuestra Señora de Burguilla. Camino de Valdelacasa, junto al embalse del Pizarroso. A escasos kilómetros de la población, en el caserío de La Burguilla. Sencilla y popular edificación barroca, cuya planta cuadrada cubre una cúpula sobre pechinas.
  • Castillo de Castros. En los tiempos del emirato omeya de Córdoba, la comarca se conocia como La Marca Media o "Al-Tagr al-awsat", y formaba un complejo sistema defensivo destinado a salvaguardar los territorios andalusíes situados al sur del Tajo frente a los avances cristianos. El sistema estaba basado en una serie de castillos y atalayas que escalonados a lo largo del río, el llano y las montañas que se encontraban a su espalda, controlaban el territorio circundante, cerrando cualquier intento de penetración desde el Norte, a la vez que servía de refugio a la población del territorio y apoyaba las razzias de los musulmanes en territorio cristiano.